Los espacios se llenan de vibraciones de las personas que viven o trabajan en ellos, generando ambientes de estrés, tristeza, ira o impotencia, creando así campos mórficos que al no moverse pueden generar densidades vibratorias. Al hacer una armonización, estos campos mórficos se limpian, creando un espacio de armonía, paz y tranquilidad.